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Cuento infantil: El otro lado del espejo

miércoles, 8 de julio de 2015

Cuento infantil para desarrollar la autoestima y enseñar a los niños y niñas a comprender que la belleza es algo interior y no exterior.
Linda era una niña de grandes ojos con los que podía mirar las cosas al detalle. Tenía también una gran boca pero con ella apenas hablaba. Linda pensaba que su boca era demasiado grande y que no era una boca bonita. Linda pensaba que su pelo no era bonito, era demasiado rizado y nunca podía hacerse bonitos peinados. Linda también pensaba que el color de su piel era demasiado blanco y eso le hacía parecer fea. Linda, a pesar de llamarse Linda pensaba que era fea, no le gustaban sus piernas y tampoco su cuerpo, no le gustaba su cara y al final tampoco le gustaban sus ojos, no le gustaba mirarse al espejo pues pensaba que no era bella.
Linda pensaba que nunca, nunca podría gustarle a nadie, cada vez que se miraba en el espejo se enojaba por ello. Y comenzó a sentirse muy avergonzada por su aspecto. Por eso prefería observar todo al detalle y mantenerse callada. Linda estaba callada y a veces hacía grandes esfuerzos por pasar desapercibida, pensaba que sí no se movía y si no hacía ruido nadie la vería y no se darían cuenta de lo horrible que era.
Como a Linda no le gustaba su aspecto, aprendió algunos otros trucos que la hacían parecer más bella. Así fue como aprendió a domar sus cabellos rizados, así fue como empezó a cubrir su cara con maquillaje, a vestir con ropa que le favorecía aunque no fuese la más cómoda. Cuando Linda se dedicaba por su aspecto, no se veía tan fea y podía salir a la calle y hablar con los demás. Pero cuando se quitaba el peinado, la ropa y la pintura, volvía a verse fea. Linda estaba triste y lloraba mucho cuando no la veían también se avergonzaba por llorar.
cuento infantil
Cada vez que veía la tele o salía  la calle veía otras niñas y mujeres, aquellas que parecían felices, aquellas que parecían tener muchos amigos, aquellas que parecían  tener éxito, las que parecían no tener problemas y llevar una vida plena eran las más guapas. Siempre bellas y sonrientes. Linda quería ser como ellas, y cada día se esforzaba por ello, a veces comía muy poco pues quería tener una bonita figura.
Pero Linda se enfadaba muchas veces con la imagen del espejo, lloraba e insultaba a la niña que aparecía al otro lado del espejo. La niña del otro lado del espejo le devolvía los insultos y Linda se los creía. Pero un día la niña del otro lado del espejo se quedó quieta y callada. Linda se extrañó mucho. La otra niña le dijo:
-¿Pero se puede saber qué te pasa? ¿Por qué siempre te insultas y me insultas a mí? Yo creo que no ves bien desde ese lado del espejo. Desde este lado yo puedo ver el interior y es más puedo ver la verdadera belleza. No me mires con esa cara, ven, entra aquí y te lo enseño.
La niña de dentro del espejo estiro su mano y agarro a Linda que entró dentro del espejo para ver las cosas desde el otro lado. Solo desde el interior podía ver lo realmente importante, porque desde el interior podía ver el interior de las cosas. Desde el otro lado del espejo, veía como las personas se asomaban a mirarse, podía ver como aquellas y aquellos que parecían más felices no lo eran, como aquellas que se preocupaban tanto por su pelo no podían correr para no despeinarse, las que se pintaban la cara no podían nadar para no quitarse el maquillaje, tampoco podían reír para que no les saliesen arrugas.
Pudo ver como no parecían reales….y se vio a sí misma, triste y avergonzándose. Y se vio a sí misma artificial. Se vio a si misma preocupada por su aspecto, descuidando su corazón, descuidando sus pensamientos, descuidándose a sí misma.
Desde entonces empezó a quererse de la única manera que una persona puede quererse. Desde entonces empezó a quererse tal y como era en realidad. Sin adornos.

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