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Cuento infantil: El monstruo de las cosquillas

lunes, 25 de mayo de 2015

Cuento infantil para romper con los prejuicios e intentar cosas nuevas y para tener valor de enfrentarse a los problemas
Gubel era un monstruo de color verde con los pies naranjas. Gubel era un monstruito que se dedicaba a asustar a los niños y niñas de la ciudad.
Cuando el monstruito verde con los pies naranjas aparecía y rugía fuertemente mucho se asustaban los niños y niñas. Gubel solía esconderse detrás de las puertas, debajo de las camas, e incluso dentro de los armarios. Allí escondido, esperaba el momento más oportuno para rugir con fuerza y asustar a los pequeños.
Una noche Gubel se escondió dentro de un armario.  Estando allí escondido para asustar a un niño, se encontró justo allí mismo con el niño al que había ido a asustar. ¡Qué gran susto tuvieron los dos! Pero un buen susto. Esta vez no solo se asustó el niño, esta vez también el monstruo se asustó mucho.
  • ¿Qué haces aquí?- preguntó Gubel
  • ¿y tú? ¿qué haces tú aquí?- dijo el niño- este es mi armario.
El pequeño le contó a Gubel como se había escondido en el armario porque no quería ir al colegio al día siguiente.
  • Yo no quiero ir al colegio mañana. No me sé bien la materia y los demás niños y niñas se reirán de mi seguramente. Yo no quiero que se rían de mí, así que si me escondo en el armario no me encontraran y no podrán obligarme a ir al colegio.
  • Eso es una tontería- respondió el monstruito- no puedes esconderte de tus problemas. No puedes esconderte siempre que tengas alguna dificultad, no vas a poder permanecer siempre en el armario.
  • Puede que tengas razón- respondió el niño- pero ¿qué me dices de ti? ¿tú qué haces aquí? Los monstruos no tienen que esconderse, ustedes no van al colegio. ¿Qué razón puede tener un monstruo para querer esconderse?
  • Yo estoy aquí para asustarte- dijo el monstruo- es lo que hacemos los monstruos, nos escondemos y asustamos a niños y niñas.
El niño se quedó muy pensativo, dando vueltas a lo que el monstruo le había dicho. No entendía por qué los monstruos asustaban a los niños y niñas y así se lo hizo saber al monstruo. El monstruo respondió:
  • Yo asustó a los niños y niñas porque es divertido. Es muy divertido asustar a los niños y niñas. Además ustedes odian a los monstruos.
De nuevo el niño respondió al monstruo.
  • No los odiamos. Yo no te odio, pero si ¿nos asustan como los vamos a querer? A lo mejor si pruebas a hacer algo mejor, algo divertido, pero para todos, podrás comprobar que los niños y niñas no te odian. ¿Por qué no pruebas a hacer cosquillas a los niños y niñas?
De este modo tanto el monstruo, como el niño decidieron cambiar su forma de actuar. Gubel se dedicó a hacer cosquillas a los niños y niñas y enseguida descubrió que era mucho más divertido que asustar y que de esta manera los niños y niñas también lo pasaban bien. El niño dejó de esconderse en el armario ante sus problemas, aprendió que no siempre podría estar escondido dentro de un armario y que de ese modo no solucionaba los problemas.

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